JOHN MILTON. Nació en Londres en 1608, en el seno de una familia acomodada que le permitiría entregarse a sus lecturas e inquisiciones más allá de sus años universitarios. Entre 1625 y 1632 estudió en Cambridge, para consagrarse luego, con devoción autodidacta, a dilatar su formación intelectual. En 1638 viajó al continente, donde se encontraría con los grandes pensadores de la época; entre ellos, Galileo y Grotius. Para entonces Milton contaba ya con una extensa obra lírica en latín, italiano e inglés que, por sí sola, le prometía un lugar legítimo en la historia de la literatura. En la mañana de la Natividad de Cristo (1629), L’Allegro e Il Penseroso (1633), Lycidas (1638), el poema en latín Epitaphium Daimonis (1639), en conmemoración de la muerte de su íntimo amigo Charles Diodati, y la pequeña pieza dramática Comus (estrenada en 1634, publicada en 1638) destacan en esta primera etapa de su producción literaria.
Milton retornó a Inglaterra en 1639, en el alba de la revolución puritana. Se instaló en Londres, donde tomó algunos discípulos y en 1641, con sus primeros escritos contra el episcopado de la iglesia de Inglaterra, su pluma se desvió de la poesía hacia la deliberación política y social llevada por un poderoso impulso reformista y republicano que no lo abandonaría ya hasta el mismo momento del colapso de la aventura revolucionaria en 1660.
En 1642 estalló la guerra civil entre el rey Carlos I y el Parlamento de Inglaterra, de mayoría puritana. Milton, adherido a la facción parlamentaria contra la monarquía absolutista, se casó ese año, por razones todavía inexplicadas, con Mary Powell, de familia monárquica, que lo abandonó un mes después y no retornaría a él hasta 1645. Es bien posible que las dificultades iniciales de este primer matrimonio lo moviesen, en parte, a escribir el cuerpo de sus célebres tratados en favor del divorcio: La doctrina y disciplina del divorcio (1643), El juicio de Martin Bucer, relativo al divorcio (1644), Tetrachordon y Colasterion (1645). Mary Powell, sin embargo, tras su retorno, permanecería con Milton hasta su propia muerte en 1652 y le daría tres hijas: Anne (n. 1646), Mary (n. 1648) y Deborah (n. en 1652), así como un hijo que no sobrevivió. Milton volvería a casarse en 1656, con Katherine Woodcock, a la que perdió en 1658, y nuevamente en 1663, con Elizabeth Minshull.
El año 1649 comenzó para Inglaterra con la ejecución del rey Carlos, derrotado en la guerra civil, y la abolición de la monarquía. Milton, que defiende fervientemente el alzamiento puritano y el regicidio en un tratado político publicado poco después, es nombrado enseguida Secretario de Lenguas Extranjeras por el Consejo de Estado, cargo que desempeñaría hasta el fin del protectorado de Cromwell y desde el que defendería internacionalmente el experimento republicano, contemplado con una mezcla de desdén, suspicacia y preocupación por las potencias continentales. El considerable cuerpo de escritos en favor de la democracia, el divorcio, la libertad de prensa y la tolerancia religiosa generado por Milton durante estos años, entre los que sin duda destaca Areopagitica (1644), nutriría posteriormente a las mentes revolucionarias de Francia y Norteamérica.
La misma vigilia del hundimiento de la utopía cromwelliana, Milton escribe y publica todavía con ardor revolucionario el modo directo y simple de establecer una Mancomunidad libre, sin temer las consecuencias. Con la restauración de la monarquía estuardo en 1660, Milton, ciego desde 1652, se ve obligado a esconderse de sus enemigos políticos. Es arrestado y encarcelado finalmente, pero liberado al poco tiempo gracias, entre otros, a la intercesión del poeta Andrew Marvell. Aunque no abandona ya sus trabajos eruditos, de los que su Historia de Britania (1670) y su Arte de la lógica (1672) son buenos ejemplos, los últimos años de Milton son los de sus grandes obras poéticas. Paraíso Perdido (1667), Paraíso Recuperado (1671) y Sansón Agonista (1671) constituyen el legado épico de este último periodo de su vida, que concluyó en Londres en 1674.
Paraíso Perdido es la gran épica espiritual de Occidente. Es, asimismo, el resultado del heroísmo espiritual y poético de su autor. Milton lo compuso ciego, empobrecido y acosado por sus enemigos políticos, obligado a memorizar los versos que le traían la noche y las primeras horas del alba hasta disponer de un amanuense que le liberase de los apremiantes frutos de su inspiración. Como monumental visión y representación poética de la mitología cristiana, Paraíso Perdido ha sido enarbolado por la tradición religiosa más ortodoxa, pero la turbadora heterodoxia del poema rezuma por todos sus poros a la primera mirada.
Comentarios