Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Voy a escucharte... la eternidad no tiene fin , el tiempo si.
Me he quedado absolutamente impresionado por la diferencia que hace Santo Tomás entre tiempo y eternidad. Me parece genial, digno de la física más avanzada. Ha cambiado toda mi concepción del tiempo en un instante ¡es sólo aplicable a lo que cambia! ¡La eternidad es totalidad simultánea!.
Interesantísimo, una vez más, el Doctor Angélico. Creo que a nadie se le pueden escapar las profundísimas implicaciones que esto tiene para el, en mi opinión, fundamentalmente artificial debate entre Ciencia y Fe. Al respecto, me gustaría comentar que al primero al que escuché hacer esta sutil distinción entre tiempo y eternidad fue al brillantísimo Padre Carreira, S.I. ; a cargo del Observatorio Astronómico Vaticano. Para mí, que provengo de una formación que podríamos catalogar por lo que hoy se conoce por “ciencias exactas”, supuso una auténtica revelación intelectual. Gracias una vez más por abordar las enseñanzas del Aquinatense y un afectuoso saludo.