"Una investigación de varios años de duración sobre abusos y maltratos a menores en instituciones de la Iglesia Católica en Irlanda entre los años treinta y ochenta ha revelado que los abusos sexuales eran "endémicos", así como el maltrato físico y emocional, además del abandono en el que se encontraban los niños.
Según el informe publicado hoy, elaborado por una comisión que a lo largo de nueve años ha recogido los testimonios de numerosas víctimas, los colegios funcionaban con normas muy estrictas en las que se imponía una "disciplina poco razonable y opresiva sobre los niños e incluso sobre el personal".
A lo largo de 60 años, indica el estudio, aproximadamente 35.000 menores fueron enviados a una red de instituciones de la Iglesia formada por reformatorios o escuelas profesionales. De ellos, más de 2.000 dijeron a la Comisión de Investigación sobre el Abuso Infantil que sufrieron abuso físico y sexual durante el tiempo que pasaron en estas instituciones.
De todas las órdenes que gestionaron estos centros, la mayor parte de las acusaciones de las víctimas van dirigidas contra los Hermanos Cristianos, según informan los medios irlandeses. De hecho, el informe indica que la seguridad de los menores no era una prioridad para los Hermanos Cristianos.
Según la prensa, esta orden de la Iglesia Católica ha reaccionado poniéndose a la defensiva tras las denuncias de las víctimas y ha negado cualquier responsabilidad de los miembros de la congregación en estos maltratos y abusos sexuales. El informe, que no cita nombres reales ni de las víctimas ni de los supuestos maltratadores, explica que las chicas supervisadas por monjas, sobre todo por integrantes de las Hermanas de la Misericordia, sufrieron muchos menos abusos sexuales pero sí agresiones frecuentes y humillaciones, con el objetivo de reducir su autoestima.
Asimismo, el estudio denuncia que responsables eclesiásticos fomentaban rituales de palizas y encubrían a los pedófilos dentro de las órdenes religiosas. Durante los 60 años que han sido investigados, añade, los inspectores del Gobierno irlandés no detuvieron los 'endémicos' abusos. La comisión asegura que los testimonios de las víctimas que han decidido denunciar, hombres y mujeres que ahora tienen entre 50 y 80 años, demuestran "más allá de toda duda" que el sistema de instituciones de la Iglesia en Irlanda 'trató a los niños más como internos de una prisión y esclavos que como gente con derechos'. 'La crudeza del régimen era inculcada en la cultura de las escuelas por las sucesivas generaciones de hermanos, sacerdotes y monjas', añade."
Londres, 20 de mayo de 2009.-Europa Press
No se puede ir contra las leyes de la naturaleza humana, que también forman parte del medio ambiente. El Hombre carga con una deriva legítima impuesta por su condición de ser vivo, en cuyo interior bullen las apetencias sexuales, que surfean sobre el diverso flujo que alimenta a todas las especies que corretean sobre la faz de la Tierra. Somos producto de la evolución y, en cierto modo, víctimas de la supervivencia individual o colectiva. Pero cuando irrumpen en la escena natural los artificios moralistas, los individuos limpios dejan de comportarse como tales, para convertirse en víctimas ejecutoras.
El escándalo que estos días tiene agitada a la católica Irlanda es sólo un ejemplo de los muchos que anidan entre el miedo, la vergüenza y la abyección en otras partes del mundo. El Estado y la Iglesia locales han suscrito un acuerdo para indemnizar a quienes han sido marcados de por vida, tras haber sido probado que sufrieron abusos de confesionario. Las indemnizaciones marean. El Gobierno se hace cargo de 1.200 millones de euros y la jerarquía católica, de 128. Esta corresponsabilidad viene a cuento porque, aunque los abusos fueron perpetrados por los hombres y mujeres de Dios, las instituciones en las que se escenificó el horror eran de titularidad pública. Cabe preguntarse si el dinero es capaz de restañar las heridas marcadas a fuego y polución en la vida de alguien que padeció semejante trance.
Durante mi infancia, el Estado me concedió una beca para estudiar en un excelente colegio que el Verbo Divino gestionaba en la localidad zamorana de Coreses, y en el que ahora se erige un imponente hotel, situado frente a un no menos majestuoso burdel. El germen de los verbistas surgió en Alemania en el siglo XIX, producto de una ‘corriente ideológica’ bautizada como Kulturkampf (batalla por la cultura), consecuencia de la política llevada a cabo por Bismarck, quien expulsó o encarceló a miembros de la Iglesia beligerantes con los avances sociales. Durante mi estancia en aquel centro del conocimiento, me llamó la atención la presencia de religiosos alemanes, que constituían una especie exótica en aquellos tiernos años de la década de los setenta. Había algo en aquel ambiente que me resultaba asfixiante. Me pasé algunas jornadas rellenando tests y aproveché la ocasión para aparentar ser un imbécil. Marqué las casillas como lo hubiese hecho Groucho Marx y telefonearon a mi padre para decirle que, una de tres: o yo era un idiota recalcitrante, todo lo contrario o es que no deseaba permanecer un solo minuto más en aquellos dominios. Finalmente, no tuve otro remedio que confesar que mi idea era recoger los trastos y marcharme. El alemán nunca ha sido mi fuerte y del griego sólo asumo la literatura clásica y un par de escombreras. Lo que nunca conté a nadie fueron las confidencias que compartieron conmigo mis compañeros de pabellón. Hasta hoy.
El Norte de Castilla el 23 de mayo de 2009
Comentarios
Criminales impunes.
Esto es una pequeña parte, hay que pensar en la cantidad de niños que por temor no denuncian
Terrible.
Excelente artículo.
¡ No a la iglesia de los pedófilos !
Abusan de niños, pero tienen mayoría en las acciones de las primeras marcas de preservativos, así no necesitan hacer abortar a las niñas.
Terror, asesinatos, crímenes, papas, cristiandad, catolicismo, inquisición.... ¿Cristianos, anda ya?
Muy bueno.
Excelente.
¡¡¡ Rechazad a la iglesia de los pedófilos !!!