ANTONIO RIVAS CARREÑO
POEMA DE AMOR SIN TITULO.
Todas las etapas de la soledad
se reflejan en mi alma
a cualquier hora de cualquier día
y durante todas mis vigilias,
porque mi alma y mi cuerpo
buscan sin cesar
tu líquida espesura,
a la tenue luz de mi lámpara
de noche.
.
Y a través de palabras suplicantes,
convertidas en penas y llantos,
que buscan con pasión en tus ojos
y en tus labios su sentido,
vuelan hacia ti mensajes
doloridos de un alma rota
por la tuya fascinada,
y que sigue plena
de sombras enramadas,
encriptadas y encalladas
en el tiempo de los tiempos,
con crestas sin memoria.
.
Pero quiero huir de todas mis penas
y quebrantos y sumergirme
en esta incierta conjunción
de nuestros destinos,
porque vivimos rodeados
de nombres, todo aquello
que no tiene nombre todavía,
entre panteones verbales
de muertos en vida,
sobre un lodazal
de entreverados ecos.
.
Por ello quiero huir hacia tus pupilas
que lavan mi torso siguiendo el camino
de los seres legendarios
que buscan las señales
de tus descargas supremas
en vuelos invisibles y seductores,
hasta caer derribado contigo,
en lugares remotos
de eternidades incandescentes,
luminosas y paradisiacas.
.
Mas tú no puedes negarte a ti misma,
porque tú eres una verdadera Diosa,
aunque reniegues
de todas las divinidades
que siempre existieron,
y que protegen
nuestros poemas al viento,
que esculpimos con pasión
y que se dispersan entre
nuestros cuerpos vivos, vibrantes,
y sutiles, convertidos
en alevillas multicolores
que se dispersan,
alejando por completo
todas las plenitudes vacías
de rumores de dos filos.
.
Para que tus carnes se conviertan
en voces de fuego y que me quemen
hasta las entrañas, bajo el frescor
de las penumbras silenciosas
que alumbrarán nuestro irremisible
amor desesperado.
.
Porque espanto me provoca
no tener ya vida por delante
y que sin ti mi vida se convierta
en un desértico infierno,
pues ningún tiempo será bueno
para mí sin tu áurea,
ya que sin el hermoso universo
que te rodea nada soy yo de ti,
¡y yo sin ti no soy nadie!,
porque en amor y desamor tú sabes
que acabamos de nacer,
entre yermos cielos,
plenos de símbolos fantasmales.
.
Antonio Rivas Carreño
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