Cancionista
(25 de agosto de 1905 - 10 de diciembre de 1992)
Nombre completo: Celia Gámez Carrasco
fue la reina de la revista española, la vedette criolla que se impuso en España aireando su silueta por los teatros más importantes.
Triunfó en todas las etapas de la vida política de España: la monarquía, la república y el franquismo. Curiosamente, durante la dictadura de Franco no tuvo problemas. Por ello, algunos la consideraron afín con el régimen, aunque sinceramente, no creo que tuviera en su cabeza ningún tipo de pensamiento ideológico o político.
la capital española la adoptó como hija propia. La arropó, la amó, la llamó “Doña Celia” o simplemente “La Celia”; y le dio el lugar privilegiado que se reserva solamente para unos pocos.
Su fuerte fue el género revisteril, tuvo compañía propia. Su gran éxito fue la obra picaresca "Las Leandras", de González del Castillo, Muñoz Román y Francisco Alonso. Esta revista se mantuvo más de dos años en cartel, representándose ininterrumpidamente por toda España y Celia, aclamada hasta entonces en todos los escenarios que había pisado, fue elevada definitivamente a la categoría de mito nacional. El público la hizo suya y fue para siempre "La Celia".
Reina indiscutible durante la década del cuarenta, interpretó comedias musicales con los mejores coreógrafos, decoradores y escenógrafos de España. Cantó con gracia tangos, cuplés y schotis. Y no deja de ser curioso su éxito, ya que no era una belleza extraordinaria, ni tenía una gran voz, tampoco era una bailarina consumada, pero irradiaba una personalidad y un magnetismo que llenaba la escena y hacía vibrar a sus admiradores.
En 1944, se casó con un médico, José Manuel Goenaga, en la Basílica de los Jerónimos de Madrid. En la escalinata del templo esperaban un gran número de personas con flores en sus manos. Estaban dispuestos a homenajearla, a aclamarla,Celia estaba del brazo de su padrino el general Millán Astray —de quien se decía que había sido su amante—, quien gritó: «¡A mí la legión!» y los legionarios presentes respondieron protegiendo a los novios, entrando con ellos a la iglesia y sacándolos luego por una puerta trasera.
Un viaje a París, donde se instalaron por un tiempo con una nueva pareja, Paco Lucientes (periodista, ex director del diario Informaciones de Madrid), para luego retornar a Madrid y al teatro. Pero ya no era lo mismo y entonces decidió regresar a Buenos Aires, a su patria. Pero en lo íntimo de su corazón nunca olvidó a su amada España —que tanto le había dado— y volvió varias veces. Siempre fue bien recibida. Aún hoy, el pueblo español la considera una artista de la talla de Amalia Molina o Pastora Imperio.
Y llegó el final. El mal de Alzheimer hizo presa de ella y la diva pasó sus últimos días internada en un hospital geriátrico de Buenos Aires. Murió a los 87 años y fue inhumada en el Panteón de Actores, en el Cementerio de la Chacarita.
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