Egipto nos cautiva como pocas otras civilizaciones antiguas, pero ¿cómo sería la vida de una persona común hace 3.500 años? La Egiptóloga Dr. Joann Fletcher se embarca en un viaje fascinante en busca de la gente corriente, no los grandes faraones, sino la gente común que construyó y pobló esta increíble civilización antigua, creando una notable forma de vida y de muerte.
En 1906 el arqueólogo italiano Schiaparelli llevó a cabo una exploración metódica cerca del Valle de los Reyes, en la antigua ciudad egipcia de Tebas, en un antiguo poblado de obreros denominado Deir el-Medina, cuyas tumbas se encontraban próximas entre si y, junto a ellas, apareció intacta (algo inusual) la de un personaje llamado Kha junto con su esposa Merit, que murió primero y aparece en el sarcófago que su marido tenía preparado para él, pero cedió a su mujer como prueba del gran amor que sentía por ella. Todo esto tuvo lugar durante el reinado de Amenhotep II de la XVIII dinastía, entre los siglos XV y XIV antes de J.C. Actualmente, todas las piezas halladas se encuentran perfectamente conservadas en el museo de la ciudad italiana de Turín. Por lo que podemos ver, es un muestrario bastante completo de mobiliario de un personaje adinerado; y como en la religión egipcia se creía que en la vida futura los seres humanos iban a tener las mismas necesidades que en la presente, se depositaban en sus tumbas objetos de la vida cotidiana. Junto al cadáver, se encontraba también una gran cantidad de ropa, que aparecía lavada y perfectamente planchada, e incluso hasta un candil lleno de aceite preparado para iluminar la estancia.
Se sabe que tres hijos sobrevivieron al matrimonio. Uno de los varones y la hija están representados en las paredes de la cámara mortuoria, mientras que el tercero, aparece celebrando ritos funerarios en estelas asociadas a la capilla. Kha, fue el arquitecto del faraón Amenhotep II, además de responsable de proyectos construidos bajo los reinados de: Tutmosis III, Amenofis II, Tutmosis IV y Amenhotep IV.
La entrada de la tumba se encontraba bloqueada. Un largo corredor lleno de cestas cerámicas y muebles llevaba a la cámara funeraria que contenía los sarcófagos de los difuntos esposos: tres ataúdes en el sarcófago de Kha y dos en el de Merit. Junto con una gran cantidad de muebles y objetos que alcanzan la impresionante cifra de quinientas seis piezas prácticamente intactas, que nos ayudan a saber y comprender mejor, como fue la vida diaria de los que en su día fueron, al parecer, una feliz pareja del Egipto faraónico; sus hábitos alimenticios, su gusto por la moda, sus aficiones y costumbres. En fin, una preciosa historia de miles de años de antigüedad.
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