2-SORTILEGIO DE OTOÑO...
Joseph von Eichendorff
(Die Zauberei im Herbst, 1808-1809)...
Eichendorff (1788-1857) narrador y poeta, es uno de los autores más brillantes del romanticismo alemán; su obra más representativa es la breve novela Historia de un holgazán (1826). En la novela corta que incluyo aquí, la primera que escribió -a los veinte años-, aunque fue publicada póstuma, Eichenderff nos da una versión romántica de una famosa leyenda medieval: la de la estancia de Tannhäuser en el paraíso pagano de Venus, visto como el mundo de la seducción y del pecado. Esta leyenda -que Wagner transformaría después en ópera- será también la inspiración de otro cuento de Eichendorff, La estatua de mármol (1819), de ambiente ilaliano. Pero aquí el país del pecado es una especie de doble de nuestro mundo, un mundo paralelo, sensual y angustioso a la vez. Pasar de un mundo a otro es fácil, y volver a nuestro mundo no es imposible: pero el hombre que, después de haber sufrido el encantamiento y haber escapado, quería expiar sus culpas haciéndose ermitaño, al cabo opta por el mundo encantado y sucumbe ante él.
3-EL HOMBRE DE ARENA
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann
(Der Sandmann, 1817)...
Es el cuento más célebre de Hoffmann: fue la fuente principal de la ópera de Offenbach; ha dado pie a un ensayo de Freud sobre lo «perturbador». Escoger uno entre los muchos cuentos de Hoffmann es difícil: si elijo Der Sandmann no es por confirmar la elección más obvia, sino porque este cuento me parece en verdad el más representativo del máximo autor del género durante el siglo XIX (1766-1822), el más rico en sugestión y el de mayor contenido narrativo. El descubrimiento del inconsciente acontece aquí, en la literatura fantástica romántica, casi cien años antes de que aparezca su primera definición teórica.
Las pesadillas infantiles de Nataniel -el cual identifica el coco que su madre le evocaba para que se durmiese con el siniestro personaje del abogado Coppelius, amigo de su padre, y se convence de que éste es el ogro que arranca los ojos a los niños- le siguen acompañando de adulto. Mientras estudia en la ciudad, cree descubrir a Coppelius en el piamontés Coppola, vendedor de barómetros y gafas. El amor por la hija del profesor Spalanzani, Olimpia, que no es una muchacha, pese a lo que todos creen, sino un maniquí (este tema del autómata, de la muñeca, reaparecerá con frecuencia en la literatura fantástica), se ve trastornado por nuevas apariciones de Coppola-Coppelius hasta que se consuma la locura de Nataniel.
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