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La referencia al paralelo crecimiento de la colonización de las Indias y de la trata de esclavos africanos, que se había iniciado antes del Descubrimiento pero que creció mucho, es explícito y profético, visto su desarrollo en toda América, no sólo en las zonas hispánicas. Es significativo para comprender la evolución del pensamiento de Las Casas otro paso de la Historia donde recuerda que
17 Historia de las Indias, libro III, cap. CXXIX, cit., p. 488.
antiguamente, antes que hobiese ingenios, teníamos por opinión en esta isla, que si al negro no acaecía ahorcalle, nunca moría, porque nunca habíamos visto negro de su enfermedad muerto [...] pero, después que los metieron en los ingenios, por los grandes trabajos que padecían y por los brebajes que de las mieles de cañas hacen y beben, hallaron su muerte y pestilencia, y así muchos dellos cada día mueren17.
18 José Ortega, cit., p. 30.
18Como para los indios, también para los negros la reflexión de Las Casas nace siempre de la consideración de la humanidad, de la denuncia del sufrimiento, dando progresivamente prioridad a la condición del pobre, del débil: “La interpretación que Las Casas hace del texto sagrado le lleva a plantearse soluciones radicales y a contraponer dialécticamente su experiencia con el mensaje evangélico y éste, a su vez, con las condiciones infrahumanas del indio”18.
19A la luz de estas consideraciones adquieren especial relieve los capítulos del XVII al XXVII del libro I de la Historia de las Indias ya que representan una larga digresión con la que el autor pretende, como declara, dar oportunas clarificaciones históricas y geográficas de los lugares a los que había hecho referencia en los capítulos precedentes. Se trata, en primer lugar, de las Canarias y luego de Porto Santo, Madeira, Azores, Cabo Verde y de la costa occidental africana hasta el Cabo de Buena Esperanza. Su idea es hablar del descubrimiento, o redescubrimiento en algunos casos, de estas tierras y de la colonización que españoles y portugueses han llevado a cabo allí.
20Las actividades de los europeos en esta zona se desarrollaron a partir de la primera mitad del siglo XV y estuvieron protagonizadas, sobre todo, por los portugueses. En Europa se sabía poco de lo que ocurría allí y, más que nada, se veían sus efectos en forma de oro y esclavos, que se importaban evitando los mercados del Maghreb, que en los siglos anteriores habían servido de intermediarios en este último tráfico. En el mismo periodo se había acelerado la conquista de las islas atlánticas y de zonas costeras de Guinea, del Congo y de Angola. En la reflexión de Las Casas, estos episodios son el precedente histórico y el ejemplo de las sucesivas empresas que se desarrollarían en América.
19 Bartolomé de Las Casas, Tratado sobre los indios que se han hecho esclavos, en BAE, CX, Madrid, At (...)
21El cuerpo central del texto comprendido entre los capítulos citados está constituido por la descripción del modo en el que fueron hechos esclavos los indígenas de las Canarias y de las costas africanas. Insistiendo en estos episodios, Las Casas tiene la oportunidad de explicar, aunque sea en forma teórica, su opinión sobre la esclavitud. Es éste el argumento, como es sabido, que aparece con mayor frecuencia en los escritos del dominicano. La particularidad de estos capítulos reside en el hecho de que se refieren a los negros y a los guanches. Las Casas rechaza la esclavitud como línea teórica general con razonamientos sobre todo de tipo humanitario, como cuando demuestra “cómo la libertad de los hombres, después de la vida, sea la cosa más preciosa y estimable, y por consiguiente sea la causa más favorable”19. Pero admite su carácter lícito, desde un punto de vista estrictamente legal y en pocos casos bien precisos y determinados. Coinciden con los ya expuestos por Francisco de Vitoria en su Relectio de Indis, de 1537, de la guerra defensiva, en el caso de que la cristiandad o los religiosos sean atacados, por ejemplo, por los moros o los turcos, o bien cuando la fe cristiana sea perseguida u obstaculizada en su difusión sin un motivo justo y, en tercer lugar, cuando las tierras de los cristianos sean injustamente ocupadas o robadas por los infieles. Son los casos que Las Casas había expuesto ya en escritos precedentes, por ejemplo en el Tratados sobre los indios que se han hecho esclavos o en la más conocida Controversia con Sepúlveda.
20 Historia de las Indias, libro I, cap. VVX, BAE, XCV, Madrid, Atlas, 1957, p. 95.
22En estos capítulos de la Historia vuelve sobre tales argumentos y los generaliza, aplicándolos a cualquier infiel sea “moro, alárabe, turco, tártaro o indio, o de otra cualquiera especie, ley, secta que fuere”20. De esta manera, afirma que no es lícita la expropiación, o peor, el robo de los no cristianos por parte de los cristianos.
23Examinando las acciones llevadas a cabo por los portugueses contra los indígenas africanos, Las Casas demuestra que no entran en ninguno de los casos mencionados porque esas gentes nunca les habían atacado, nunca habían perseguido la fe ni habían usurpado tales tierras a la iglesia ya que de estas cosas no había memoria ni documentación:
21 Historia de las Indias, libro I, cap. XIX, cit., p. 77.
¿Qué causa legítima o qué justicia tuvieron estos Betancores de ir a inquietar, guerrear, matar y hacer esclavos a aquellos canarios, estando en sus tierras seguros y pacíficos, sin ir a Francia ni ir a Castilla ni otra parte a molestar o hacer injuria, violencia ni daño alguno a viviente persona al mundo21?
22 Historia de las Indias, libro I, cap. CL, p. 398.
24Que la relación de estas empresas atlánticas con las conquistas de América estaba bien presente en la mente de Las Casas se demuestra de la persona del primer Almirante del mar océano en un paso significativo donde critica la escasa sensibilidad de Cristóbal Colón, por otra parte muy estimado por él, por el problema de la esclavitud de los indios (proponía el comercio como una actividad muy rediticia que podían ofrecer las nuevas tierras) y añade que “muchas veces creí que aquesta ceguedad y corrupción aprendió el Almirante y se le pegó de la que tuvieron y hoy tienen los portugueses en la negociación o por verdad decir, execrabilísima tiranía en Guinea, como arriba, hablando della, se vido”22.
23 Fray Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de África, estudio preliminar, e (...)
25Las argumentaciones, la fraseología usada, toda la estructura de estos capítulos, son las mismas usadas en todas las obras de Las Casas para denunciar el tratamiento reservado a los indios. No hay diferencias cualitativas que permitan decir que ésta o aquélla población han sido consideradas con mayor o menor derecho a pertenecer a la humanidad que las otras. Este texto parece constituir en pequeño una especie de opúsculo autónomo, incluido a propósito en el interior de la obra principal para reiterar el paralelismo de las dos situaciones. Isacio Pérez Fernández sugiere un parangón con la Brevísima relación de la destrucción de las Indias a la cual se acerca por extensión y homogeneidad de argumento y sostiene el valor intrínseco proponiendo su publicación separada con un título ad hoc, Brevísima relación de la destrucción de África con el fin de terminar definitivamente toda “leyenda” sobre el Las Casas perseguidor de los africanos23.
24 Cf. Marianne Mahn-Lot, Bartolomeo de las Casas e il diritto degli indiani, Milano, Jaca Book, 1985 (...)
25 Fray Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de África, cit., p. 11.
26No parece que Las Casas haya estado en África y por tanto no tenía conocimiento directo del continente negro, pero después de su experiencia en las Indias, ampliamente comentadas en la Historia, su interés por los esclavos africanos se despertó por la lectura de la primera década del Da Asia del portugués Joao de Barros, publicada en 1552, relativa a la conquista de las costas de África por parte de los portugueses en el siglo XV24. Posteriormente, también la lectura de algunos capítulos de un escrito de autor anónimo, Por que causas se pode mover guerra contra infieis, que defendía el comportamiento de los portugueses en Asia y África, le empujó a componer estos capítulos, como señala Pérez Fernández25.
27La defensa de los indígenas de África es tanto más innovadora respecto a la sensibilidad y al sentido de la justicia común entre los contemporáneos de Las Casas en cuanto el comercio de esclavos era común en el Mediterráneo y no creaba escándalo ni entre los cristianos ni entre los musulmanes porque las poblaciones subsaharianas eran consideradas paganas, idólatras y, por cuanto se les atribuía una vida ajena a toda moral, merecedoras de todo castigo:
26 M. Bataillon, Estudios sobre Bartolomé de las Casas, cit., p. 136.
Contra los negros había una tradición establecida por un siglo de trata. Fue, ciertamente, Las Casas uno de los primeros en tomar conciencia del problema del Derecho que planteaba el comercio de esclavos de los portugueses26.
27 Francisco de Vitoria, El tráfico de esclavos realizado por los portogueses, Fragmento de una carta (...)
28Eliminando de la prosa elocuente y redundante de Las Casas las expresiones retóricas, las invocaciones e, incluso, las maldiciones, emerge un pensamiento coherente sobre las relaciones entre los hombres y, en particular, sobre el problema de la esclavitud de los negros, que logra superar las reflexiones de los más iluminados de sus contemporáneos. Vitoria, que había sido el guía sobre el problema del derecho de guerra, a propósito de los negros afirma que “si los tratasen humanamente, sería mejor suerte la de los esclavos inter cristianos, que no ser libres en sus tierras; demás que es la mayor bienaventuranza venir a ser cristianos”27. En cambio, se pregunta Las Casas:
28 B. de Las Casas, Historia de las Indias, libro I, cap. XXV, cit., p. 97.
¿Con qué razón o justicia podrán justificar ni excusar tantos males y agravios, tantas muertes y captiverios, tantos escándalos y perdición de tantas ánimas, como en aquellas pobres gentes, aunque fuesen moros, hicieron los portogueses? ¿No más de porque eran infieles? Gran ignorancia y damnable ceguedad ciertamente fue ésta28?
29De todas estas consideraciones no se deduce, lógicamente, que se pueda alterar el papel histórico que alcanzó Las Casas como “defensor de los indios”, transformándolo en un defensor de los negros en los mismos términos de dedicación y esfuerzo. No fue así y no pudo ser de otra manera porque su obra está estrechamente ligada no tanto a su vida cuanto a la historia de su patria, España, y de un continente, América, que al encontarse en aquella época condicionaron el destino de todos sus hijos además del nuestro actual.
30Es verdad que existe en Las Casas una constante evolución que llegó hasta los últimos años de su vida que llevó al joven encomendero, deseoso como todos de riqueza, a transformarse en el paladín de la causa de los humildes, desarrollando, además, un sistema de pensamiento particularmente avanzado para su época:
29 Historia de las Indias, libro II, cap. LVIII, en BAE, XCVI, Madrid, Atlas, 1961, p. 144.
Todas las naciones del mundo son hombres, y de cada uno de ellos es una no más la definición: todos tienen entendimiento y voluntad, todos tienen cinco sentidos exteriores y sus cuatro interiores29.
31A pesar de todos los límites típicos de su época que tuvo y de los errores que pudo haber cometido, el dominico no puede ser considerado el responsable moral de la trata de esclavos africanos en América, ni mucho menos el iniciador de un pensamiento racista. Si no pudo dedicarse plenamente a la defensa de los negros, los defendió igual que a los demás pueblos débiles y oprimidos por la naciente civilización colonialista europea con sus escritos y con su rigor moral.
NOTAS
1 Obras escogidas de filósofos, a cura di Adolfo de Castro, BAE, LXV, Madrid, Atlas, 1953, pp. XXXVII-XXXVIII.
2 En 1550-51 tuvo lugar en Valladolid la polémica con Juan Ginés de Sepúlveda de la cual Las Casas salió moralmente vencedor. En Barcelona, en 1542, se promulgaron las Leyes Nuevas, más favorables a los indios.
3 Obras escogidas de filósofos, cit., pp. XXXVIII-XXXIX.
4 Fray Bartolomé de las Casas, La leggenda nera, a cura di Alberto Pincherle, Milano, Feltrinelli, 1959, p. XII.
5 J. Pekka Helminen, Las Casas, los judíos, los moros y los negros, en “Cuadernos hispanoamericanos”, 512, febrero 1993, p. 28.
6 Serrano y Sanz, Orígenes de la dominación española en América, NBAE, XXV, p. 416, citado por Marcel Bataillon, Estudios sobre Bartolomé de las Casas, Barcelona, Península, 1976, p. 135.
7 Marcel Bataillon-André Saint-Lu, El padre Las Casas y la defensa de los indios, Barcelona, Ariel, 1976, p. 124.
8 Marianne Mahn-Lot, Bartolomé de las Casas e i diritti degli indiani, Milano, Jaca Book, 1985, pp. 41-43.
9 G. Spini, Storia dell’ etá moderna, I, Torino, Einaudi, 1965, p. 150.
10 Data de 1516 y se le conoce también como Memorial de catorce remedios. Puede leerse en BAE, CX, Madrid, Atlas, 1958, pp. 5-27.
11 Ibid, p. 9.
12 José Ortega, Las Casas, un reformador social “por abajo”, “Cuadernos hispanoamericanos”, cit., pp. 34-35.
Comentarios
Amigo Bartolome de las casas no tiene credibilidad alguna