La defensa de los Negros en Bartolomé de Las Casas
Clara Camplani
p. 89-98
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1En la Biblioteca de Autores Españoles, Adolfo de Castro, al introducir los tratados de Las Casas, publicados después de las obras filosóficas, subraya la contraposición de los juicios críticos sobre el dominicano:
1 Obras escogidas de filósofos, a cura di Adolfo de Castro, BAE, LXV, Madrid, Atlas, 1953, pp. XXXVI (...)
Por unos se considera como un varón de valor sumo, de ardentísima caridad cristiana, apóstol de los indios, constante defensor de sus vidas contra la fiereza y codicia de los conquistadores; por otros como un personaje de condición aviesa, que con aparente celo del bien calumnió a los españoles que se enseñorearon de América, atribuyéndoles horrendos crímenes. Aquéllos lo apellidan héroe de la religión y de la humanidad, y su más elocuente, intrépido e infatigable campeón; éstos un visionario, caprichoso, arrebatado, mal español y pertinaz en sus ideas exageradas1.
2Esta discordancia de opiniones se formó todavía con Las Casas vivo y fue, sin duda, favorecida por el uso instrumental que se hizo de su obra más conocida, la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, traducida y publicada en muchos estados europeos durante los siglos XVI y XVII en clave antiespañola.
2 En 1550-51 tuvo lugar en Valladolid la polémica con Juan Ginés de Sepúlveda de la cual Las Casas s (...)
3Los últimos decenios de crítica y la posibilidad de consultar su obra completa, reeditada numerosas veces, han contribuido a aclarar la figura y el papel de Bartolomé de las Casas, protagonista emblemático de una tensión éticopolítica que, a través del siglo XVI, y en función de los problemas suscitados por los recientes descubrimientos geográficos y la consiguiente necesidad de establecer relaciones con pueblos hasta entonces desconocidos, ponía en discusión la misma manera de la Cristiandad de confrontarse con los “otros”. En este sentido, España estuvo, sin duda, a la vanguardia de Europa, a pesar de que las discusiones de Valladolid o de Barcelona no pudieran cambiar mucho hechos ya ocurridos2.
4Por otra parte, la historia de los últimos siglos ha contribuido, por desgracia, a diluir el peso de las masacres que los conquistadores españoles cometieron en el más vasto contexto de las “empresas” llevadas a cabo por todas las naciones colonialistas en África, Asia o América del Norte. De esta manera, adquiere aún mayor importancia la obra de Las Casas, del cual nadie pone en duda hoy día la sinceridad y la generosidad de su lucha a favor de los indios.
3 Obras escogidas de filósofos, cit., pp. XXXVIII-XXXIX.
5Pero de la general revalorización que la obra del fraile ha tenido, en particular en los años del quinto centenario, se ha excluido todavía un aspecto negativo que ensombrece la figura de Las Casas ante la crítica. Afirmaba Adolfo de Castro que “se cree que por su consejo se autorizó la introducción de esclavos negros en América” y dedica una página entera a citar al poeta alemán Johann Jakob Engel, quien, al representar el momento de la muerte de Las Casas, se lo imaginó angustiado por el recuerdo de haber liberado a un pueblo esclavizando a otro y de haber dado inicio a estas desgracias inmensas que duraron siglos, mientras un ángel se le aparecía en sueños para perdonarlo por mandato de Dios3.
6Alberto Pincherle, en su introducción a la edición italiana (no íntegra) de la Apologética historia, escribe que
4 Fray Bartolomé de las Casas, La leggenda nera, a cura di Alberto Pincherle, Milano, Feltrinelli, 1 (...)
per salvare gli indi, inabile alle pesanti fatiche cui venivano sottoposti, propose di sostituirli con quegli schiavi negri che avevano resistito alla tremenda e micidiale marcia del Balboa attraverso l’ Itsmo di Panamà. Si è spesso rimproverato al Las Casas questa incongruenza, da lui stesso por riconosciuta e confessata4.
7Todavía en tiempos más recientes Juha Pekka Helminen sostiene que
5 J. Pekka Helminen, Las Casas, los judíos, los moros y los negros, en “Cuadernos hispanoamericanos” (...)
Las Casas [...] trató la mayor parte de su vida a los negros como a gente perteneciente a una casta inferior para cuya esclavitud no se exigían especiales fundamentos éticos o jurídicos. Los conceptos de Bartolomé de las Casas sobre los indios pueden considerarse muy radicales en la España del siglo XVI. Por el contrario, en sus opiniones sobre los judíos, moros y negros se observan las restricciones por el periodo histórico en el que vivió5.
8Se encuentran a menudo en los textos que comentan los escritos y la obra de Las Casas juicios en los que, junto al reconocimiento de la novedad y radicalidad de sus ideas respecto a los indios, se le critica por no haber tenido la misma apertura de ideas respecto a los negros y por haber favorecido su esclavitud y su comercio en América.
6 Serrano y Sanz, Orígenes de la dominación española en América, NBAE, XXV, p. 416, citado por Marce (...)
7 Marcel Bataillon-André Saint-Lu, El padre Las Casas y la defensa de los indios, Barcelona, Ariel, (...)
8 Marianne Mahn-Lot, Bartolomé de las Casas e i diritti degli indiani, Milano, Jaca Book, 1985, pp. (...)
9 G. Spini, Storia dell’ etá moderna, I, Torino, Einaudi, 1965, p. 150.
9Por lo que respecta a la “aberración”6 de haber sido, incluso, el iniciador de esta práctica, la crítica más reciente la ha rechazado. Así, por ejemplo, Bataillon, quien afirma que “la trata de negros era practicada desde hacía mucho tiempo [...]. El clérigo, por otra parte, no era el primero en proponer esta solución”7, o Mahn-Lot8. Los datos históricos son claros: de esclavos negros se habla ya desde las expediciones de 1502 y Nicolás de Ovando solicitó en 1501 “dalla regina Isabella il permesso di trasportare nell’ Hispaniola schiavi africani”9.
10 Data de 1516 y se le conoce también como Memorial de catorce remedios. Puede leerse en BAE, CX, Ma (...)
10Las Casas llegó por primera vez al Nuevo Mundo precisamente en ese año y fue quizá influido por la evolución de la situación en esa época. En este sentido, preparó, al volver a España, un Memorial de remedios para las Indias10 respondiendo a una petición del Cardenal Cisneros. En él, como undécimo remedio propone que
11 Ibid, p. 9.
en lugar de los indios que había de tener en las dichas comunidades, sustente S. A. en cada una veinte negros, o otros esclavos en las minas, dé comida la que hobiere menester, y será muy mayor servicio para S. A. y ganancia, porque se cogerá mucho más oro que se cogerá teniendo doblados indios de los que había de tener en ellas11.
12 José Ortega, Las Casas, un reformador social “por abajo”, “Cuadernos hispanoamericanos”, cit., pp. (...)
11En realidad, se entiende perfectamente por el contexto que se habla específicamente de negros en cuanto más robustos, pero existen también “otros esclavos”: con esta propuesta “Las Casas defendió no la esclavitud de los negros, sino el uso de los negros, ya jurídicamente esclavos, para humanizar las condiciones de los indios de la encomienda”12. Evidentemente, aún no había desarrollado completamente su crítica de la esclavitud y, por tanto, retomaba el príncipio establecido entre sus contemporáneos según el cual los criminales o quien vive en modo contrario a la moral puede ser esclavizado como castigo por sus delitos.
12A este respecto, por ejemplo, Giménez Fernández destaca la diversidad en el comportamiento de Las Casas respecto a dos grupos de indios, los lucayos y los caribes, en los escritos anteriores a esta “segunda conversión”, es decir, la relativa a los negros:
13 Manuel Giménez Fernández, Bartolomé de las Casas. II. Política inicial de Carlos I en Indias, Madr (...)
mientras respecto a aquéllos a quienes se esclavizaba contra toda moral y derecho, los equipara a los taínos como víctimas de los agravios de los encomenderos y autoridades, transige en cambio con la esclavización de los caribes e incluso [...] los equipara a los negros como posibles sustitutos de taínos y lucayos13.
13El mismo Las Casas, recordando el episodio en el cual daba el consejo al rey de que concediera permiso a los españoles residentes para que importaran esclavos negros, declara que lo había hecho
14 Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, Libro III, cap. CII, a cura di Juan Pérez de Tudel (...)
no advirtiendo la injusticia con que los portogueses los toman y hacen esclavos; el cual, después de que cayó en ello, no lo diera por cuanto había en el mundo, porque siempre los tuvo por injusta y tiránicamente hecho esclavos, porque la misma razón es dellos que de los indios14.
14Aquí se hace explícito el paralelismo entre la suerte de los indios y de los negros. Y no se trata de un elemento ocasional, sino de la maduración de un modo de pensar que es cada vez más sistemático y coerente y que se va formando incluso a través de la revisión de sus propias experiencias en las Indias.
15La Historia de las Indias, obra de la plena madurez de Las Casas, plena de referencias y de reflexiones sobre el problema de la esclavitud de los indios, aporta también numerosas noticias y consideraciones sobre los “esclavos negros”. Volviendo sobre el tema, “que para libertar los indios se concediese [...] algunos negros esclavos”, y sobre la decisión del Consejo de Indias de “que debía darse licencia para que se pudiesen llevar cuatro mil, por entonces”, recordando el propio parecer personal favorable, motivado con la ilusión de que “dejasen en libertad los indios”, añade amargamente que “no fue chico estorbo para el bien y liberación de los indios” y concluye:
15 Historia de las Indias, libro III, cap. CXXIX, cit., p. 487.
Deste aviso que dió el clérigo [Las Casas habla en tercera persona] no poco después se halló arrepiso, juzgándose culpado por inadvertente, porque como después vido y averiguó, según parecerá, ser tan injusto el captiverio de los negros como el de los indios, no fue discrédito remedio el que aconsejó que se trujesen negros para que se libertasen los indios, aunque el suponía que eran justamente captivos, aunque no estuvo cierto que la ignorancia que en esto tuvo y buena voluntad lo excusase delante el juicio divino15.
16La esclavitud de los negros es, por tanto, tan injusta como la de los indios y la evolución de una está estrechamente relacionada con la de la otra: una vez “dada esta licencia” la necesidad de la esclavitud aumentó continuamente, tanto que, en el momento en el que escribe,
16 Historia de las Indias, libro III, cap. CXXIX, cit., pp. 487-488. Sobre el valor que se puede atri (...)
se han traído a esta isla [Española] sobre treinta mill negros, y a todas estas Indias más de cient mill [...] Siguióse de aquí también que como los portogueses, de muchos años atrás han tenido cargo de robar a Guinea, y hacer esclavos a los negros, harto injustamente, viendo que nosotros mostrábamos tener tanta necesidad dellos y que se los comprábamos bien, dieronse y danse cada día priesa a robar y captivar dellos, por cuantas vías malas e inicuas captivallos pueden; item, como los mismos ven que con tanta ansia los buscan y quieren, unos a otros se hacen injustas guerras, y por otras vías ilícitas se hurtan y venden a los portugueses, por manera que nosotros somos causa de todos los pecados que los unos
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