Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Escuchando el programa de esta semana, tengo la sensación de que con cada semana de confinamiento que pasa, más que quedarse agarrado a mi piel, la traspasa para agarrarse más dentro de mí, profundizando un poco más cada siete días. El segundo audio que habéis compartido ha sido especialmente emotivo, porque los que hemos tenido la suerte de pasar el confinamiento con nuestra pareja (en los casos en los que eso haya sido una suerte, claro), no nos podemos hacer una idea de lo doloroso que debe resultar no tener a nadie a quien tocar ni nadie que te toque a tu lado, en un cruel régimen sensorial que va durando demasiado ya. Es cierto que a lo mejor algunas parejas pese a estar juntas follamos menos de lo que hubiéramos pensado (es difícil con una adolescente que no se duerme ni a tiros en un domicilio de menos de 70 metros cuadrados), pero al menos podemos disfrutar del contacto con el otro cuerpo, con la otra piel, y yo reconozco que estoy a medio camino de mi transformación en pulpo, dando un paso más allá a “La metamorfosis” de Kafka. Precisamente habéis ido a hablar esta semana de la experiencia sensorial que ofrece el látex, incidiendo en el tema del tacto, del contacto, y de su ausencia. No puedo imaginar ahora mismo cuál es la experiencia que te proporciona un catsuit, si en estos meses se me ha agudizado tanto el sentido del tacto, y cualquier roce compartido, ya sea entregado o recibido, supone un formidable estímulo de mis sentidos. Cómo estimularte también ha resultado ser vuestra conversación al respecto, gracias a los tres por compartir un aspecto de la sexualidad de los que yo menos he oído hablar a otras personas. Desde aquí envío un abrazo virtual a Fátima por su lucha para poner fin a una lacra que, siendo una parte tan importante de la cultura social de algunas etnias africanas, parece una batalla perdida antes de empezar. Si las propias mujeres de dichas etnias lo perciben como algo indispensable para formar parte de su sociedad, el trabajo de educación necesario para superar semejante norma de su sociedad debe ser inmenso. Todo mi reconocimiento y apoyo a su labor, así como a la del gobierno de Sudán, dando el primer paso oficial para detener esta práctica tan cruel. ¿De verdad de todas las partes del cuerpo humano con las que nacemos, se tiene que desprender la mujer de una? ¿Y ha de ser precisamente ésa? Si los hombres de esas sociedades se cortasen el glande, aún trataría de entender que su sociedad piensa que en todo ser humano sobra algo. Pero ya me gustaría verles propugnando por una ablación del glande, a ver cuánto duraba ese tradicional rito de inclusión en su sociedad. Muchas gracias una semana más, Celia y Julián, por vuestro esfuerzo para seguir haciendo posible “Con Todos Dentro”. Mucho ánimo con vuestro trabajo, os aseguro que no cae en saco roto. ¡Un fuerte abrazo!