"Marcianos que nos tocan las guitarras" sigue inexorable su rumbo, en pos de esos universos musicales paralelos que tan necesarios se nos hacen estos días. Y para abrir esta edición, qué mejor que hacerlo con el buen rollo que te da siempre "Light My Fire", de los Doors. Un tema que nunca te cansas de escuchar.
Seguimos con Manteca, el grupo del ex Guadalquivir Luis Cobo "Manglis", con uno de sus deliciosos instrumentales, "Sureña", en plan "bottleneck blues" y bañado tanto por el Guadalquivir como por el Mississippi.
A continuación nos trasladamos a Hamburgo, sede provisional de uno de los grupos seminales más importantes del rock alemán de los años 70: Harmonia. De su segundo disco escuchamos "Deluxe (Immer Wieder)", que es una especie de réplica perezosa y humorística al célebre "Autobahn" de Kraftwerk (que apenas unos meses antes había llegado al no. 1 en Estados Unidos). Harmonia era el grupo paralelo de Michael Rother, guitarrista de Neu! Junto con los Cluster Dieter Moebius y Hans Joachim Roedelius, protagonizó una de las páginas más intensas y creativas del llamado "krautrock".
Después, pegamos un nuevo salto para aterrizar en Addis Abeba, lugar al que regresó a finales de los años 60 el gran padre del "Ethio jazz": Mulatu Astatke. Con él se trajo un inmenso conocimiento sobre congas, bongós, piano y vibráfono, con los que elaboró un nuevo género musical en torno a las melodías tradicionales etíopes y sus escalas pentatónicas. Jim Jarmusch acertó de pleno en 2005 incluyendo hasta cinco piezas suyas en la música de la película "Broken Flowers".
A continuación, nos sumergimos en el hipnótico ambient planeador de Pink Floyd, escuchando íntegramente "Echoes", la maravillosa pieza que ocupaba toda la cara b del vinilo original de "Meddle", su álbum de 1971. Las consolas de 12 pistas de Abbey Road se quedaron pequeñas para dar salida a este ingente mar de capas sonoras, y el grupo tuvo que terminarlo en los Air Studios, propiedad de George Martin.
Y terminamos con "Kohoutek", un delicioso instrumental incluido en el primer trabajo de Journey, "Of A Lifetime", de 1975. Entonces practicaban una suerte de rock progresivo que no tenía nada que ver con sus éxitos AOR de más adelante, pero no lo considero ni mucho menos un debut en falso como mucha gente piensa.
Comentarios