11. sangre fria (libro 11 de la saga. 1 de 2)

Douglas preston y lincoln child sangre fría capítulo uno cayeron barrow escocia a medida que ascendían por la desolada loma del vein de la gran hostería de piedra de kill your look se desvaneció en la oscuridad sólo el cálido resplandor de sus ventanas titilaba en la bruma cuando alcanzaron el risco lester hacia el agente especial aloysius pendergast se detuvieron apagaron las linternas y aguzar el oído eran las cinco de la mañana faltaba poco para las primeras luces del amanecer era casi la hora a la que los ciervos empiezan la berrea ninguno de los dos habló mientras esperaban el viento susurro entre la yerba y las rocas agrietadas por las heladas pero nada se movió hemos llegado muy temprano dijo por fin esterházy puede murmuró pendergast sin embargo aguardaron mientras la luz gris del amanecer se alzaba por el horizonte de levante silueteado los pelados picos alzaba por el horizonte de levante silueteado los pelados picos de los montes gran pianos y envolviendo a los alrededores con su monótono manto lentamente el paisaje que los rodeaba fue surgiendo de la oscuridad la hostería de caza torres y muros de piedra reclamantes de humedad quedaba lejos detrás de ellos entre abetos maciza y silenciosa en frente se alzaban los terraplenes de granito del veinte que se perdían en la negrura un arroyo se derramaba por sus flancos se caía en una serie de cascadas a medida que se abría paso hasta las oscuras aguas del loch win trescientos metros más abajo y apenas visa bible en la penumbra un poco por debajo de ellos a su derecha comenzaba la vasta extensión de páramos conocida como el fraude mire sembrada de hilillos de bruma con los que ascendía el ligero olor a descomposición y metano de las aguas estancadas entremezclado con el empalagoso aroma del brezo sin decir palabra pendergast sexo nuevamente el rifle al hombro y continuó su camino hacia la cresta esterházy con rostro sombrío e inescrutable bajo su gorra de cazador lo siguió más arriba tuvieron una vista completa del fauno mire el traicionero páramo que se perdía en el horizonte delimitado aloe oeste por las extensas y negras aguas de las grandes sins marches al cabo de unos minutos pendergast levantó la mano y se detuvo qué pasa preguntó esterházy la respuesta no llegó del agente especial sino en forma de un extraño sonido terrible e inhumano que surgió de un valle oculto a la vista el berrido de un ciervo en celo su eco resonó oculto a la vista el berrido de un ciervo en celo su eco resonó en las montañas y marismas como el alarido de un condenado era un sonido lleno de rabia y agresividad que se repetía mientras los ciervos o recorría los brezales y los páramos luchando a menudo hasta la muerte para hacerse con el harén de hembras el berrido fue respondido por otro más próximo que llegó de las orillas del lago y después por un tercero más lejano proveniente de unas lomas distantes los berridos se superponían unos a otros y estremecía en el paisaje los dos hombres se escucharon en silencio fijándose en cada sonido y tomando nota de su dirección timbre y fuerza esterházy habló por fin su voz apenas se oía con el sonido del viento el del valle es un monstruo pendergast no dijo nada propongo que vayamos tras él el de el páramo es aún mayor susurro pendergast se hizo un breve silencio ya conoces las normas de la hostería en cuanto a adentrarse en el páramo pendergast hizo un gesto despectivo con su blanca mano yo no soy de esos a los que les preocupan las normas y tú esterházy apretó los labios y no dijo nada esperaron mientras el gris amanecer teñía de rojo el cielo de levante y la luz empezaba a abrirse paso por el duro paisaje de las highlands más abajo el foul mire era un páramo de negras lagunas unidas por surcos de agua estancada cien casi lodazales repartidos en tre engañosos prados y caminatas rocosas pendergast sacó del bolsillo un pequeño catalejo lo extendió y examinó el paisaje al cabo de un rato se lo pasó a esterhazy está entre la segunda y la tercera quebrada a unos ochocientos metros al interior un macho solitario no no hay hembras zerca esterházy observó con gran concentración parece que tiene una cornamenta de doce puntas trece susurro pendergast el del valle sería mucho más fácil de seguir podríamos cubrirnos mejor dudo que tengamos la menor