“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” Juan 6: 63
Vivimos en un cuerpo físico, pero somos espíritu. El ser humano se compone de partes, que son cuerpo, alma y espíritu, del cual el primero el apóstol Pablo lo describe como templo del Espíritu Santo. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6: 19
Lo que el enemigo de las almas ataca primeramente es la carne. Cuando la Biblia habla de carne no es el tejido muscular que tenemos debajo de la piel, sino más bien acciones o pensamientos que nos alejan de Dios. Esto es la carne, y el diablo aprovecha cuando un creyente está en “carne”, por eso digo que el diablo come carne. Romanos 7: 5 dice “Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte”. Y para saber que es carne según las escrituras vamos a ver Gálatas 5: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”
Vivir y moverse bajo la dirección del Espíritu Santo es lo mejor y más seguro para agradar a Dios. También dice la Palabra “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Debemos de caminar en el Espíritu, y renunciar a todo lo que sea carne. No olvidemos que Satanás es un depredador y come carne.
En el espíritu hay seguridad, en la carne hay muerte. Hoy te compartimos estos versículos:
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” Romanos 8: 5-8
Eduardo Peraza.
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